Si de desaparecidos se trata, nadie puede negar que el Gobierno Nacional tiene basta experiencia en hablar de éstos, y por sobre todo, en hacer un uso político de los derechos humanos. Ejemplos sobran, y hasta libros se han escrito sobre esta realidad. Pero lo que no era de esperarse, era que el mismo Gobierno, el cuál se auto-declara como el máximo defensor de los DDHH en los últimos años de democracia, terminara convirtiéndose en lo mismo que dice rechazar. 

En el día de ayer ha quedado muy en claro, que para el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, las personas, especialmente “los pobres”, no son más que simples cifras estadísticas. Una especie de dígitos carentes de vida, sentimientos, y necesidades, que ya no sólo pueden ser modificados y acomodados a gusto de las exigencias del Poder Ejecutivo, sino también que, desde ahora, éstos pueden ocultarse. Hacerlos desaparecer, en otras palabras.

En el día de ayer (24/04/2014), el INDEC canceló la publicación del índice de pobreza correspondiente al segundo semestre de 2013, demostrado en forma categórica, que cuando no les agrada la realidad que muestran las estadísticas, como en este caso el índice de pobreza, se decide, sin fundamente lógico alguno, simplemente ocultarlo, olvidándose en forma siniestra, que lo que hacen “desaparecer” no son sólo cifras, sino personas.

Tras los cambios metodológicos implementados para la medición de la inflación, el dato de pobreza de 2013 tomó especial relevancia, dado que esa cifra se calculaba con una canasta que sugería que en la Argentina se podía comer con 6 pesos por día. Un chiste de muy mal gusto.

Bajo esos parámetros, para el INDEC la pobreza en la Argentina es del orden del 4,7 %, que podría hasta cuadruplicarse en caso que se convaliden los precios reales que conforman la canasta.

Un estudio de la Universidad Católica Argentina (UCA), por ejemplo, publicado en diciembre de 2013, estimó la pobreza en el orden del 25 %, lo que representaría alrededor de 10 millones de personas.

Como podemos apreciar en éste Gobierno demagogo, que le encanta hablar de “los desaparecidos”, y hacer un uso político de éstos, basándose en cifras erróneas e infundamentadas, se le escapó la tortuga, y terminó siendo un inescrupuloso ejemplo más, de lo que se ha llenado la boca hablando en los últimos años, como lo peor del último siglo de vida de nuestra Nación. Y después querían venderlos el: “nos secuestraron los goles”.

Como ciudadanos libres y pensantes que somos, no podemos hacer más que repudiar este imperdonable hecho, que un grupo de sinvergüenzas nieguen la pobreza de manera tan miserable, usando a los pobres sólo para hacer populismo berreta, y convirtiéndose éstos, en una simple herramienta electoral para perpetuarse en el poder, mientras que por el otro lado, son convertidos en los fantasmas del modelo.

@LuchoBugallo

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